Piensos de carne fresca sin cereales: ¿cómo reconocerlos?

Sería mentir afirmar que nuestras piensos para gato o para perro son 100 % carne fresca, más bien adoptaríamos la dieta BARF para animales. Es imposible, los piensos de carne fresca, ya sea de pollo orgánico, de res o de pescado fresco, se modifican durante el proceso de fabricación. Existen diferentes técnicas posibles para crear un pienso:

1. La extrusión clásica a alta temperatura: este proceso permite sobre todo rentabilizar la producción de piensos. Que se hable de cantidad no significa necesariamente calidad. La mezcla de ingredientes se calienta a partir de 100 ° hasta 400 °C a veces. Una vez secados y tamizados, los piensos se recubren de materias grasas variadas que dan más sabor al alimento. La alta presión y la temperatura elevada transforman las proteínas animales y los carbohidratos, y destruyen las vitaminas y minerales naturales, lo cual es perjudicial para el animal.
2. Prensado en frío a 40 °C: menos productivo y más costoso para los industriales, este método respeta más los ingredientes base sometidos a baja temperatura. Las carnes, pescados o huevos se deshidratan o secan a 121 °C, al igual que las frutas, semillas, hierbas o plantas. Los carbohidratos (patata o arroz integral) se cocinan a 90 °C. El ensamblaje de nutrientes preparados se realiza progresivamente hasta alcanzar los 40 °C para formar un pienso armónico y recubierto de gelatina.
3. La extrusión a 90 °C a baja presión: más lento y más costoso para los fabricantes, el proceso es parecido al de la extrusión a alta temperatura, excepto en algunos puntos. El prensado se reduce entre un 50 % y un 75 % menos que la extrusora clásica. Las proteínas, vitaminas y minerales se conservan mejor, y por tanto son más digestibles, incluso si los ingredientes se calientan a 90 °C. Los carbohidratos y el almidón añadidos en pequeña cantidad recubren el pienso proteínico, apto para el consumo del perro o gato salvaje.