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¡Tengo algas en mi acuario!

Las causas son múltiples y la proliferación de algas no deja de ser un problema recurrente al que hay que prestar atención desde la aparición de los primeros signos de contaminación del agua. A menudo consideradas una plaga interminable, las algas se distinguen en dos especies en acuariofilia, es decir, las buenas y las malas algas. Las buenas algas se encuentran en cantidad muy pequeña e indican una buena calidad del agua. Su crecimiento está regulado gracias a los peces comedores de algas en particular y se pueden arrancar fácilmente durante la limpieza del tanque. Las malas algas, por su parte, son especies invasoras, poco estéticas y que muestran que la calidad del agua deja mucho que desear. Ahora, aún es necesario saber reconocerlas para tratar en consecuencia.

Algas en un acuario

Los diferentes tipos de algas 

Las algas azules

Se les llama así por un pigmento que les da un tono azulado, a veces un poco verdoso y negruzco. Se reconocen por su olor a acetona y su aspecto viscoso sobre las superficies de los acuarios. 

Principalmente debidas a un mal equilibrio en el acuario, es por eso que generalmente se encuentran en tanques mal mantenidos o recién instalados. Es necesario verificar los parámetros del agua para controlar, sobre todo, los niveles de nitratos y fosfatos.

Las algas verdes

Existen aproximadamente 1300 especies diferentes. Se presentan en forma de puntos y tienen un aspecto aterciopelado. Hay 2 variedades de algas verdes: las filamentosas y las incrustantes.

Las primeras demuestran que hay un buen equilibrio dentro del biotopo. Similares a filamentos de algodón, se pueden retirar fácilmente a mano ya que se depositan en las decoraciones artificiales y las plantas. Si son demasiado abundantes, impiden que la luz ilumine la planta y la hacen pudrir.

Las algas verdes incrustantes forman una costra verdosa y marrón sobre las superficies acristaladas de los tanques y provienen a menudo de una iluminación excesiva.

Las algas rojas

Son algas principalmente marinas aunque algunas especies se han adaptado al agua dulce. Se diferencia una alga roja de una alga verde sumergiéndola en alcohol: si el pigmento rojo permanece intacto, la coloración verde se elimina totalmente. Esta alga se asienta sobre plantas de crecimiento lento y a menudo prolifera en un entorno con deficiencia de dióxido de carbono.

Las algas marrones

Aparecen por falta de luz o están presentes desde la instalación del acuario, pero desaparecen por sí solas en unas semanas. Se reconocen por su rápida propagación sobre los decorados del tanque, pareciendo un fino polvo de óxido. Tan pronto como se pasa el dedo sobre ellas, desaparecen.

¿Cómo eliminarlas?

Un nuevo tanque

Es importante colocar el acuario lejos de la luz natural directa o de una fuente de luz excesiva.


En este nuevo hábitat, conviene instalar plantas de crecimiento rápido, ya que las plantas y las algas compiten por acumular la mayor cantidad posible de fosfatos y nitratos, y a menudo, las algas ganan esta lucha nutricional. También es necesario cambiar el agua regularmente, cambiando al menos el 10% del volumen cada semana. También puedes añadir CO2 para el buen crecimiento de las plantas.

Para la población, hay que evitar a toda costa el sobrepoblamiento y no tener un tanque demasiado pequeño: los peces producen muchos nitratos y fosfatos que alimentarán las algas. También hay que tener cuidado de no alimentarlos demasiado. También puedes recurrir a peces "comedores de algas" que pastan las algas depositadas en el fondo del acuario. 

Una lucha química

Existen diferentes productos químicos para combatir la aparición y la proliferación de las algas.

Algunos productos están basados en cobre y se destinan principalmente a las algas en brochas que se presentan en forma de matas. 

Un producto contra las bacterias para acuarios también puede ser suficiente: mantiene el tanque y frena el desarrollo de ciertas algas.

En general, los antialgas químicos no son muy recomendables, ya que aunque logren reducir considerablemente la cantidad de algas, también reducen la actividad de las plantas. Si estas últimas son pequeñas o no crecen, las algas tomarán la ventaja.

Una lucha por la iluminación

Para combatir la proliferación de algas, también se aconseja instalar una iluminación de calidad y ajustar su duración, es decir, entre 8 y 12 horas como máximo por día. Debe ser adecuado para las plantas en función de su potencia y del espectro luminoso que emite.

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