¿Qué me quiere decir mi conejo?

Seguramente sabes que un perro que mueve la cola traduce así su entusiasmo, o que un gato que se frota contra tus piernas expresa su deseo de recibir caricias… Los animales no tienen un lenguaje pero han desarrollado otros medios de comunicarse, y sus actitudes o movimientos tienen un significado muy preciso para quien sepa interpretarlos. Perros y gatos no son los únicos en utilizar estos medios de comunicación: si convives con un conejo, o planeas ofrecerte la compañía de este encantador roedor, la lectura de este artículo te iniciará en el descifrado de sus hechos y gestos más comunes. Aprende a entender los sentimientos y las necesidades que te dirige este pequeño animal, tan simpático como capaz de interacciones.

Atención a las orejas…

Las grandes orejas del conejo no solo le sirven para que lo detectes con tus ojos atentos en los campos de trigo. Cambian de posición según la emoción del momento. Erguidas, ligeramente orientadas hacia el frente de su cuerpo, significan que su dueño está en una fase de curiosidad, por ejemplo, explorando un ambiente en el que no tiene sus marcas.
Cuidado, sin embargo, si por desgracia sus orejas están giradas hacia el exterior: una posición sinónima de emociones negativas, la cólera o una gran desconfianza. "Ten cuidado, podría morderte" es ciertamente un resumen bastante fiel de los pensamientos de tu conejo en esos momentos… ¡aviso a los aficionados de mordiscos!

El hocico: ¡todo un lenguaje!

Nariz y boca son elementos muy importantes en la comunicación del conejo. Es gracias a estos órganos que expresa especialmente su afecto, su ternura, pero también que intenta marcar lo que le pertenece. Como muchas otras especies, el conejo secreta pequeñas partículas que esparce en los lugares donde quiere señalar su territorio. Verlo frotar su hocico contra su jaula o un mueble de tu interior no es sorprendente, así señala que se siente en casa. Sin embargo, si el conejo se limita a dar pequeños golpes con su nariz contra tu pierna o tu mano, no busca hacer de ti su casa, sino muy probablemente reclamar una muestra de cariño. Una pequeña caricia en la frente será entonces bienvenida. Reacciona de la misma manera si el pequeño roedor llena tu palma con una lamida, ese es sin duda la señal de afecto más cálida en el lenguaje de los conejos.
Por otro lado, si tu pequeño compañero te obsequia con un ligero mordisco, debes saber interpretarlo no como una señal de maldad, sino como una marca de disgusto a la que debes reaccionar: "me estás sujetando mal", "déjame en el suelo"… pueden ser las traducciones de ese toque de agresividad, dependiendo de la situación.

¿Qué hace con sus patas traseras?

Aprende a interpretar la posición de las patas traseras de tu conejo y poseerás la mayoría de las claves para descifrar la comunicación de este pequeño animal social.
¿Sus patas están relajadas y colocadas detrás de su cuerpo, de manera que deje su vientre extendido contra el suelo? Todo está bien con tu conejo, está en posición relajada, no siente ni miedo (estaría entonces perfectamente inmóvil y lo más aplastado al suelo posible), ni cólera.
¿Da golpecitos con el pie? En este caso, sin embargo, puede tratarse de un indicio de cólera, o de que algo le inquieta. Parece que Disney era experto en el lenguaje de los conejos cuando representaba a Tambor, el fiel compañero de Bambi, golpeando el suelo con el pie para advertir a sus amigos del bosque de la inminencia de un peligro.
¿Tu conejo utiliza sus patas para brincar? Eso significa que está feliz y busca jugar. No te sorprendas de tal comportamiento, especialmente de parte de un conejo joven, a menudo animados y aficionados a juegos.
¿Se sirve de sus patas traseras para mantenerse erguido? Es necesario interpretar esta señal como una marca de interés: sea que tu pequeño compañero ha pasado una vez más en modo exploración y coloca su cabeza lo más alta posible para escrutar su ambiente, o que... ¡te está saludando! Porque sí, el conejo es capaz de reaccionar a la llegada de su amo y puede incluso aprender a reconocer el nombre que le atribuyas. Entonces... ¿convencido de las capacidades sociales de tu amigo peludo?