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Displasia de cadera en el perro: causas, síntomas y tratamiento

En el transcurso de su desarrollo, el perro puede enfrentarse a una anomalía. La displasia de cadera en el perro se refiere a una malformación de la articulación entre el fémur y la pelvis. En primer lugar, es importante saber que no está presente al nacer. Aparece durante el crecimiento del animal.
Durante sus primeras semanas, el perro puede desarrollar una malformación en los huesos o sufrir de articulaciones con ligamentos demasiado flojos. Esto provoca un mal encaje entre la cabeza del fémur y el acetábulo (cavidad articular) de la pelvis. Debido al movimiento anormal que provoca la patología y a su fricción, la cavidad se deforma y el cartílago desaparece poco a poco. La artrosis suele presentarse generalmente en segundo plano.

Displasia de cadera en el perro: causas, síntomas y tratamiento

Displasia de cadera en el perro: varias causas posibles

Principalmente de origen genético, la displasia de cadera del perro afecta a menudo a los perros de la misma línea. Esto no significa necesariamente que todos serán afectados. Sin embargo, cuando un perro desarrolla una displasia, es común encontrar antecedentes en sus ancestros. Además del factor hereditario, hay varias causas y factores que pueden influir en esta anomalía.

Una alimentación inadecuada puede tener repercusiones. Si el cachorro recibe una aportación energética demasiado rica, su crecimiento puede ser acelerado. Esto lo hace susceptible de desarrollar una displasia. Un exceso de calcio también afecta el crecimiento de la cadera. A medida que el cachorro crece, su esqueleto cambia constantemente. Se moldea y se adapta a su evolución. El crecimiento de la cadera es entonces sensible a estos excesos y a un peso demasiado elevado. La alimentación debe ser seleccionada y administrada de forma responsable.

Una actividad física demasiado intensa es otro factor que favorece una displasia de cadera canina. De hecho, si el crecimiento del animal aún no ha terminado y se somete a ejercicios inadecuados, puede resultar en una displasia.

Ciertas razas de perros también son más propensas a contraer una displasia. Esto demuestra seguramente una predisposición genética. Los más afectados son los pastores alemanes, los boyeros de Berna, los labradores o incluso los san bernardos. Razas que crecen rápidamente y que, por lo tanto, pueden enfrentarse más fácilmente a este problema.

Displasia de cadera en el perro: Labrador

Los síntomas relacionados con la displasia de cadera en el perro

Varios síntomas y signos pueden ponerle en el camino del diagnóstico de la displasia. En primer lugar, se puede notar un balanceo de la parte posterior del cuerpo. El perro intenta compensar manteniéndose de una manera inusual. Usa más a menudo sus patas delanteras y puede haber una diferencia en la musculatura entre la parte delantera y la parte trasera de su cuerpo.

Cuando la displasia ya ha causado desgaste en los huesos de la cadera, este problema se vuelve realmente doloroso para el perro. Cojea y muestra dificultad para moverse normalmente. Correr, pasear, saltar, subir escaleras son todas acciones que se vuelven complicadas. El perro se muestra más irritable y su humor es cambiante. Está cansado, se mueve menos y más lentamente y ya no está entusiasmado con la idea de jugar o comer.

Un empeoramiento de esta anomalía puede llevar a una parálisis de las patas traseras. Es muy importante observar su comportamiento y conocer su árbol genealógico. Hay que poder mirar sus antecedentes y verificar si es portador de los genes. Sin olvidar que esta anomalía suele declararse a menudo desde muy joven pero también puede revelarse mucho más tarde.

¿Qué tratamientos para la displasia de cadera en el perro?

La displasia, al ser una malformación del desarrollo, puede empeorar progresivamente. Por eso, es fundamental diagnosticarla lo antes posible. De esta manera, la patología puede ser contrarrestada. Durante esta anomalía, las articulaciones presentan una laxitud ligamentaria.

Lo primero que se debe hacer es evaluar esta laxitud cuando el cachorro todavía es pequeño. Esto se hace mediante una radiografía, palpaciones y un examen durante los cuales se evalúan los riesgos del perro de desarrollar la displasia.

Displasia de cadera en el perro: radiografía

Los tratamientos quirúrgicos

Si el perro todavía es pequeño, entre 10 y 20 semanas, se puede realizar una cirugía preventiva. La sinfisiodese juvenil púbica, poco invasiva, consiste en fusionar algunos huesos del pubis. Esta operación solo aplica a cachorros muy jóvenes cuyos huesos todavía están inmaduros. Gracias a esta fusión, los acetábulos de la pelvis deben desarrollarse lateralmente y cubrir mejor las cabezas de los fémures.

Para los perros entre 5 y 10 meses, existe la doble o triple osteotomía pélvica. Esta operación se realiza en animales que no presentan signos de artrosis. Consiste en fracturar el hueso pélvico en varios lugares. La pelvis se remodela para que la orientación de las cavidades articulares se modifique y los acetábulos puedan acoplarse adecuadamente a los fémures.

Si el perro es más mayor y está seriamente afectado por la displasia, se puede proceder a la colocación de una prótesis de cadera. Aquí, implantes vienen a reemplazar la cabeza del fémur y el acetábulo. De este modo, se eliminan los dolores. No obstante, siendo esta operación bastante pesada, sólo se puede realizar cuando el animal es lo suficientemente fuerte para soportarla. Habrá que esperar al menos 1 año para recurrir a ella y considerar una verdadera rehabilitación.

Soluciones medicamentosas

Si la cirugía no es o ya no es una opción, se puede implementar un tratamiento medicamentoso. Gracias a los antiinflamatorios, se pueden aliviar los dolores relacionados con la artrosis.

Los condroprotectores, por su parte, ayudan a fortalecer el cartílago de las articulaciones y a frenar la progresión de la artrosis.

Hábitos de vida adaptados

El modo de vida del animal debe ser revisado y adaptado. Es necesario prestar especial atención a su alimentación y a su peso. El sobrepeso no es ideal para sus articulaciones.

También entran en juego los suplementos alimenticios. Los omegas 3 y 6, presentes por ejemplo en el aceite de salmón, son muy buenos aliados para las articulaciones. También se puede suministrar un suplemento de glucosamina para fortalecer el cartílago.

Una actividad física bien pensada permite al perro fortalecer sus músculos correctamente. La natación es además un excelente medio para tratar los problemas articulares. En el agua, el perro no tiene que soportar ni su peso ni la gravedad. Hace ejercicio y desarrolla sus músculos sin sufrir sus repercusiones y dolores. Al fortalecer su musculatura, el perro retrasa la aparición de la artrosis y fortalece sus articulaciones. Además, el ejercicio físico evita el riesgo de sobrepeso. Los estiramientos regulares también relajan las articulaciones y alivian los posibles dolores.

Por lo tanto, la utilización de la fisioterapia es muy apreciada en el tratamiento de la displasia de cadera en el perro. Sin olvidar la propiocepción que permite movilizar conscientemente los miembros posteriores durante los ejercicios. El perro aprende a utilizar su cuerpo de la manera más respetuosa posible con su anomalía. 

Queda por recordar la importancia de las consultas veterinarias, especialmente cuando el perro envejece. Se hará un examen completo de forma regular y se controlarán sus caderas.


¡Lo que hay que recordar! La displasia de cadera del perro puede afectar a todas las razas, pero los perros grandes tienen una predisposición. Es posible detectar esta anomalía de forma precoz. Durante las primeras semanas de vida, se realizan pruebas y se establecen soluciones. La cirugía preventiva es una de las mejores opciones a largo plazo. Sin embargo, se pueden llevar a cabo otras acciones. Observar a su animal y consultar en caso de duda siguen siendo las mejores cosas que hacer. Respetar a su mascota y su crecimiento es igualmente fundamental. El objetivo final será adaptar su modo de vida a su estado para fortalecerlo y evitarle el máximo de dolores.

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