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¿Cómo domesticar a su hámster?

Los pequeños ojos brillantes de un rongeur le han encantado, su pelaje cuidado le invita a acariciarlo, y siente que ya ha adoptado a este adorable roedor. Sin embargo, por su parte, todavía queda hacer las presentaciones…
Cuando el hámster llega a su casa, pierde todos sus referentes: está en tierra desconocida. Todo es fuente de estrés, incluso su jaula, seleccionada con cuidado, no le resulta familiar. Para domesticar a su hámster, se deben respetar varias etapas. La paciencia es la clave del éxito.



Índice:



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Recibir a su hámster
 

Para desarrollarse en serenidad, el hámster necesita un espacio protegido. Elija un rincón tranquilo, lejos del bullicio diario. Una jaula adecuada le ofrece un lugar de vida completo donde puede descansar, comer tranquilamente y dedicarse a sus actividades favoritas. Al principio, el hámster aprecia encontrar sus referentes en este nuevo entorno, sin otras solicitudes. Su comodidad contribuye a su bienestar y fomenta la conquista de su territorio reservado.

Piense en proporcionarle un refugio con abrigo para que se instale cálido y con privacidad. Rápidamente encontrará su botella de agua y el dispensador de comida. No se preocupe si no los toca inmediatamente después de su llegada: el estrés causado por el transporte y los cambios aún predominan. Una rueda de dimensiones adecuadas le permite liberar su energía de manera positiva. La exploración de los tubos y los juegos a su disposición en la jaula llegará naturalmente después de esta fase y seguramente durante la noche. Un equipo adecuado a su tamaño y a sus actividades le proporciona una relajación indispensable para ganarse la confianza de su nueva mascota.

Los premios especiales para hámster despiertan su gula natural al mismo tiempo que el deseo de descubrir su jaula. Los alimentos para hámster, tales como regalos de bienvenida, contribuyen ampliamente al placer de adueñarse de su nuevo hábitat. Primero llenará sus bolsas de mofletes con velocidad y se irá a roer en su casa. Poco a poco, se acostumbrará a los ruidos del hogar y se sentirá protegido en su jaula amueblada para él.

 

Dejar que su hámster se familiarice
 

Desde su instalación en la jaula, puede observarlo a distancia. Evite todo movimiento brusco. Entonces tendrá todo el tiempo para conocerlo en sus ocupaciones instintivas. No se pierda la instalación del abrigo en su casita. El hámster tiene principalmente referentes olfativos. Marca su territorio al mismo tiempo que se asea.

Una vez que adopta sus hábitos, puede colocar una mano sobre la jaula y hablarle suavemente. No es necesario quedarse demasiado tiempo: es mejor repetir el gesto a intervalos regulares. Prefiera el comienzo de la tarde, cuando su hámster está activo. Evidentemente, debe darle tiempo para estirar las patas antes de entrar en contacto. Entonces podrá disfrutar de una primera victoria: ¡debería venir a oler y, quizás probar, sus dedos a través de la jaula! Es importante mantener la calma en esta etapa para mantener una relación de confianza mutua.

Para reforzar este primer contacto positivo, puede presentarle una semilla. Tendrá la oportunidad de observar que tiene sus preferencias… Siga hablándole mientras roe su recompensa pero considere que funciona principalmente por el olfato. Entonces queda una nueva etapa por superar: ¡abrir la jaula sin que se esconda!

 

Tomar en las manos a su hámster
 

La apertura de la jaula requiere movimientos lentos. Cualquier precipitación podría despertar sus instintos de supervivencia como frente a un depredador. Su hámster debe sentirse seguro. Puede poner la mano en la jaula. Le aconsejamos mantener los dedos ligeramente doblados para ofrecer un hueco acogedor.

Una vez introducida la mano en la jaula, es importante no moverse. Sin embargo, puede hablarle como de costumbre. Déjelo reencontrar sus referentes olfativos. Los más aventureros subirán a acurrucarse en la mano, para los demás un premio hará el truco. Repita esta etapa a horas regulares para establecer hábitos.

Cuando sienta que su animal está completamente confiado, sáquelo de su jaula. Para evitar cualquier riesgo de caída, se recomienda colocar al hámster frente a uno mismo y, posiblemente, encima de una mesa. Si la experiencia no es exitosa, nada le impide intentarlo de nuevo, cuando su roedor parezca más dispuesto. Respetar el ritmo de su hámster permite crear vínculos duraderos. Una vez domesticado, su hámster se dejará manejar.

 

Las relaciones entre el hombre y el hámster no se limitan al suministro de alimento. Los encuentros repetidos permiten gestos delicados, antes de convertirse en reuniones esperadas, luego en citas preciosas. Una vez confiado, el hámster se deja acercar sin miedo. Su vivacidad y curiosidad natural le divertirán. Su pequeño mamífero apreciará muy pronto la calidez bienhechora de su mano. No se apresure, incluso si tiene ansias de compartir momentos de complicidad con su hámster: ¡déjele el tiempo de adoptarlo a su vez!




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