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Vivir un duelo animal: 6 consejos para ayudarte a superarlo

La pérdida de un animal doméstico como un perro o un gato es un duro golpe que enfrentar, pero no es insuperable. Vivir un duelo animal es particularmente íntimo, personal según lo que uno sienta, su experiencia, su apego, su fortaleza de espíritu. Tras un accidente, una enfermedad o debido a su avanzada edad, su animal de compañía ha fallecido y se encuentra solo, perdido, atónito, sin una salida aparente para superarlo. Incomprensible para aquellos que no tienen animales en su vida, su dolor puede parecer trivial y pasajero. No se avergüence de llorar por su ser querido perdido y de hablar de ello con personas comprensivas y amables. ¿Cómo hacer el duelo de su animal de compañía? Zoomalia espera ofrecerle ayuda psicológica para aliviar su sufrimiento y rendir un homenaje digno a su fiel compañero. Con este artículo de blog, usted comprenderá el proceso de duelo, cómo afrontarlo, las diferentes opciones funerarias, todo lo que debe hacer o no hacer para sentirse mejor y retomar la felicidad. Porque fue feliz con él, la desgracia de perderlo no debe hacerle olvidar la alegría de haberlo conocido, el amor compartido y todo el bien que le ha brindado.

Vivir un duelo animal: 6 consejos para ayudarte a superarlo

1. Vivir un duelo animal paso a paso

Estas fases son indispensables para vivir un duelo animal y transitar hacia la sanación o el alivio de su sufrimiento, y no el olvido:

  • El shock y la negación: El anuncio del fallecimiento de su animal es similar a una onda de shock, difícil de escuchar, de aceptar, una herida profunda arraigada en su corazón y su mente que requerirá tiempo para cicatrizar. Hay que darle tiempo al tiempo.
  • La ira y la culpa: En esos momentos, es importante verbalizar sus emociones, lo que siente, su ira, su culpa o la sensación de injusticia. Quizás culpe al veterinario o se sienta culpable. Es completamente normal.
  • La tristeza y la resignación: Llega el tiempo de los recuerdos dolorosos o alegres que querrá evitar o, por el contrario, atesorar. Esta fase puede durar varias semanas. Necesita recordar a su animal de compañía, su vida cotidiana con él y los buenos momentos compartidos (paseos, juegos, educación). Deje aflorar lo que surja... sin aferrarse a lo que se va.
  • La aceptación y la reconstrucción: Poco a poco, toma conciencia de la desaparición de su querido compañero, ya que sus hábitos cambian inevitablemente para finalmente llegar a aceptar su muerte y pensar en él con paz.

Un espacio dedicado a la memoria de su animal de compañía existe en el sitio de 30 millones de amigos. Rendir tributo a su compañero puede aliviar su dolor y así, puede recibir apoyo de otras personas que atraviesan la misma dolorosa situación que usted.

2. Adoptar otro animal: ¿buena o mala idea?

Sus seres queridos ya le aconsejan conseguir otro animal de compañía para solucionar su desesperación. Esto parte de una buena intención, pero nunca se reemplazará a un animal doméstico como si se pudiera cambiar de coche, de apartamento o de trabajo.

Algunos definitivamente no quieren volver a vivir el duelo de su fiel animal y se detienen ahí. Para otros, es inimaginable continuar su vida sin un animal de compañía. Tómese el tiempo para pensar y sopesar los pros y los contras. Después de todo, hay tantos animales abandonados y recogidos en refugios que solo esperan por usted y el calor de un nuevo hogar. Esté listo antes de adoptar uno, definitivamente diferente al que le brindaba agradable compañía. No sustituya a su difunto protegido, sino que sobre todo necesitará su atención, su disponibilidad y su ternura, en resumen, ser amado tal como es.

Por eso se recomienda elegir otra raza, otro sexo, un animal con una apariencia física diferente a la del anterior para evitar comparaciones o tener la impresión de que todavía está allí. Sin embargo, seguirá estando en su corazón para siempre.

3. Tomarse el tiempo para hacer el duelo animal

Depende de cada uno, de su temperamento, de su fortaleza y de su forma de estar de luto antes de poder pasar página, sabiendo que nunca olvidará a su animal de compañía. De hecho, todavía se acuerda de su perro de la infancia o de otros animales que cruzaron en su juventud.

La desaparición repentina de un animal es similar a la pérdida de un ser querido, un pariente cercano, o peor, un hijo. Debe saber que algunas personas mayores, aisladas o solas en su día a día no tienen más que a su pequeño compañero como verdadero amigo. En todos los casos, es necesario hablar con personas sensibles que entiendan su dolor. El apego a un animal es muy real, los vínculos entre ustedes y la complicidad que los unió durante muchos años no pueden desaparecer por arte de magia. Por el momento, tómese el tiempo necesario para digerir su pena.

4. Buscar ayuda y estar bien acompañado

Puede contactar a un médico o un psicólogo para que le acompañen si el proceso de curación se demora (más allá de 2 meses, por ejemplo). Todos somos desiguales ante las penas y el duelo por un ser querido. Piense en su bienestar y en su tierno amigo peludo que no desearía verle en esta triste situación.

Cuando ocurre el fallecimiento, es importante saber qué hacer con los restos. Para ello, es mejor anticipar las diferentes opciones funerarias. Tiene derecho por ejemplo a recuperar el cuerpo (peso < 40 kg) y enterrarlo en su jardín a 35 metros mínimo de una vivienda o de un pozo y a 1 metro de profundidad vertiendo sobre él cal. También, puede enterrarlo en un cementerio de animales en fosa común o tumba individual, o bien incinerarlo de forma colectiva o individual con la posibilidad de recuperar la urna.

El cofre funerario respeta el recuerdo de su animal y puede ayudarle a superar su dolor. Descubra este concepto innovador, respetuoso con el animal y con el medio ambiente, que le deja como herencia un lugar de descanso y recogimiento eterno. Sepa que no es posible enterrar a su animal en el panteón familiar, sin embargo, puede solicitar conservar las cenizas para enterrarlas con usted en el momento de su propia muerte. Finalmente, los veterinarios se enfrentan regularmente a la eutanasia, a la muerte de los animales y al dolor de los amos(as). Hable con el suyo para tomar la mejor decisión post-mortem.

5. Ayudar a los demás miembros del hogar

La ausencia de un compañero puede afectar a otros animales del hogar que no tienen necesariamente conciencia de la muerte propiamente dicha. Sienten la tristeza de su dueño y pueden mostrar signos de depresión después del duelo, lo que significa que usted debe cuidarlos más que nunca y ocuparse bien de ellos. Considerar adoptar otro compañero de vida y de juegos puede ser saludable para el animal que queda.

También puede pensar en adoptar un joven compañero cuando el suyo está envejeciendo para superar la etapa inevitable de su pérdida. Así, podrá contar con el otro animal para reconfortarse y motivarse.

Ofrecer un animal de compañía a un ser querido que acaba de perder uno es la peor de las soluciones. Antes que nada, es necesario comprender su pena, estar presente, ser empático, y esperar a hacer el duelo.

La muerte de un animal es particularmente duro para un niño (a menudo es la primera vez que se enfrenta a un duelo), no hay que ocultarlo, ni entrar en detalles mórbidos. Opte por una ceremonia de despedida del animal (invocando el paraíso de los perros, gatos, hámsters o conejos), una palabra, una vela o un libro para niños que le explique conceptos como la muerte o la enfermedad a través de imágenes. Recurra a un ritual para despedirse, realice un último paseo que hacía con él, plante una flor o un árbol, haga un dibujo, una carta o una ofrenda.

6. Pensar en uno mismo y en el futuro

El proceso de duelo es idéntico al de la pérdida de un ser querido. Por ejemplo, un cachorro que ha criado y educado puede vivir hasta 20 años y ocupar un lugar importante en su vida. Muchas personas no pueden entender su pena, especialmente aquellos que no saben amar o que nunca han tenido animales en su vida. Si existen días de duelo en el trabajo para la familia, no son reconocidos para un animal de compañía, ¡es una verdadera lástima!

Es crucial saber reconocer su estado de malestar, de depresión, de expresar su tristeza y no interiorizar su pena, sin importar la opinión de la gente. No se apresure a conseguir otro animal pensando que estará mejor, es preferible completar el duelo del animal fallecido antes de comenzar la aventura con otro. No tenga vergüenza de llorar o de recogerse en su recuerdo (tumba, estela, urna, fotos). De hecho, los psicólogos aconsejan conservar las fotos y su collar como recuerdo, y eso es todo. Para no rumiar su pena todo el día, y para aceptar su desaparición, es mejor deshacerse de los accesorios cotidianos de su perro como el comedero, la cama, la manta, los juguetes, la correa... todo lo que pueda revivir dolorosamente la pérdida de su compañero.

Recuerde que no es de ninguna manera responsable de la muerte de su animal y que nadie se lo reprocha. Para no mantener una desesperación duradera, no hay que volver al pasado y imaginar que su animal está vivo y presente a nuestro lado. Es como remover el cuchillo en la herida aún abierta. Su estado depresivo puede ser más o menos largo sabiendo que le esperan días mejores. Los aspectos positivos o negativos en una vida humana o animal son temporales y siempre están cambiando. Se sentirá mejor en el momento en que acepte la muerte de su animal y su vida esté reorganizada sin él. Conseguirá superar su duelo animal y alejarse definitivamente de él.


¡Para tener en cuenta! Vivir un duelo animal no es algo fácil, es un proceso de cicatrización más o menos largo según las personas y la relación única que tenían con su protegido. No se apresure para hacer el duelo de su animal. A cada uno su ritmo, a cada uno su pena... hablar de ello sigue siendo la mejor alternativa para avanzar y pensar en adoptar otro animal de compañía. Y como decía Agnès Sligh Tumbull: La vida de los perros es demasiado corta, ese es realmente su único defecto.

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