Taller DIY: Un recinto exterior para tu tortuga terrestre
Para el bienestar de tu tortuga terrestre, es indispensable proporcionarle el acceso a un espacio exterior para que pueda tomar un buen respiro de aire fresco. Para ello, reserva en tu reptile un pequeño pedazo de tu terreno y acondiciónale un recinto. ¡Descubre todos nuestros consejos en este DIY para construirle un verdadero pequeño rincón de paraíso!
La orientación y la construcción del recinto
Para una tortuga adulta, un recinto de una dimensión de 3 metros cuadrados es perfecto para proporcionarle un ambiente adaptado, completo y enriquecedor.
Tu animal necesitando UV para su desarrollo, debe estar orientado imperativamente hacia el sur, es decir, en una zona muy soleada, y de ser posible, nivelada y protegida del viento.
Tu tortuga puede escapar escalando o cavando, por lo que es importante delimitar el recinto con una cerca de al menos 50 cm de altura y enterrada a una profundidad de al menos 20 cm. También puedes reforzarla con tablones de madera.
Finalmente, si deseas ofrecerle una protección óptima contra los depredadores, cubre el recinto con una malla de alambre de malla fina.
¿Cómo amueblarlo mejor?
El recinto debe tener varias zonas:
- Un lugar libre de hierba con un suelo oscuro sobre el cual tu tortuga puede instalarse para disfrutar del sol y del calor que conserva
- Un refugio para que tu animal pueda protegerse del frío, de la lluvia o del calor
- Una zona sombreada con escondites, arbustos y, en el mejor de los casos, un refugio subterráneo sólido.
- Una zona de alimentación donde haya varias clases de vegetales como diente de león o trébol, que son de su especial predilección, así como platos con comida especial para tortugas y agua fresca. Para esta última, prefiere un recipiente ancho y poco profundo para descartar cualquier riesgo de ahogamiento.
¿Y para su hibernación?
Primero, es necesario preparar el terreno de antemano trabajando la tierra para hacerla más blanda para que tu tortuga pueda cavar fácilmente y enterrarse.
Para preservar su hábitat de las a veces difíciles condiciones invernales, cúbrelo con una lámina para protegerlo de la lluvia y del frío.
Finalmente, protege al máximo el lugar donde tu tortuga está enterrada, camuflándolo e instalando un marcador para recordar su presencia.
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