Temporada primaveral, ¡cuidado con las orugas procesionarias!
La primavera es una temporada particularmente delicada para los animales domésticos. De hecho, es el comienzo de la temporada de parásitos externos como pulgas y garrapatas, pero también el inicio del período de aparición de las orugas procesionarias. Contra los parásitos existen dispositivos preventivos y curativos, pero contra las orugas, solo está la vigilancia y, en caso de contacto, la intervención imperativa y rápida de un veterinario es requerida.
Índice:
- ¿Cómo reconocer las orugas procesionarias?
- ¿Por qué son peligrosas?
- Los síntomas en los animales de compañía
- ¿Cómo prevenir este riesgo?
¿Cómo reconocer las orugas procesionarias?
El término “procesionaria” alude al modo de desplazamiento singular de esta especie: en línea recta, una detrás de otra, conectadas por su abdomen. Forman así una larga cadena de insectos cuya dirección es indicada por la oruga que está en la posición líder.
Las orugas procesionarias son orugas urticantes que viven en los pinos, de ahí su nombre de orugas procesionarias del pino. La mariposa que es origen de estos insectos deposita sus huevos en un pino entre junio y septiembre antes de morir. La larva se desarrolla alimentándose de agujas de pino y se transforma en oruga en primavera. En este período, bajan del pino en procesión, y es entonces cuando son más peligrosas.
Finalmente, están implantadas en una gran mayoría del territorio francés, donde solo las regiones más al norte están exentas.
¿Por qué son peligrosas?
El verdadero peligro de estas orugas radica en su cuerpo. Están, de hecho, cubiertas de una multitud de pelos urticantes y muy venenosos.
Muy ligeros y frágiles, estos pelos pueden ser dispersados por el viento o liberados durante un contacto directo con el insecto, contacto que este último vive como una agresión. Una vez en contacto con la piel o las mucosas, los pelos desencadenan una reacción alérgica severa. Es necesario actuar con rapidez.
Así que la oruga es un verdadero peligro para el ser humano, pero sobre todo para los animales domésticos que pueden ser tentados a acercarse por juego o curiosidad.
Los síntomas en los animales de compañía
Una vez los pelos entran en contacto con la piel del animal (a menudo a nivel de las patas o del hocico...) o con las mucosas (en la boca o los ojos), los signos alérgicos son claros: una fuerte irritación seguida de inflamación con quemadura y enrojecimiento.
En caso de contacto con la piel, el perro o el gato tenderá a lamerse para calmar el dolor, pero entonces contaminará sus mucosas… Esto se sigue de una fuerte salivación y el frotamiento compulsivo del hocico con las patas.
Los principales riesgos son un choque anafiláctico, alergia provocando un fuerte malestar respiratorio que puede llevar a la muerte del animal, y, en caso de afectación en la boca, la necrosis de la lengua.
Si usted presencia la contaminación o nota estos síntomas en su animal, se trata de una emergencia veterinaria absoluta. Haga intervenir imperativamente a un profesional que realizará una limpieza efectiva de la zona y sabrá administrar un tratamiento adecuado. No intente limpiar a su animal usted mismo con el riesgo de contaminarse, la oruga es también muy peligrosa para el ser humano.
¿Cómo prevenir este riesgo?
Para limitar el riesgo de alergia grave provocada por los pelos de la oruga procesionaria, puede adoptar gestos sencillos:
- Sea muy vigilante, en particular durante la estación primaveral. Si encuentra orugas, aléjese usted y su animal.
- Si constata la presencia de orugas o un nido, avise a su ayuntamiento para intervención. No intente eliminar los insectos por su cuenta.
- Finalmente, en caso de viento, no se dirija a zonas infestadas, recordamos que los pelos son muy volátiles y contagiosos incluso sin contacto directo.
Aunque la primavera rima inevitablemente con orugas procesionarias, tranquílese, se trata de un insecto visible y por lo tanto fácilmente evitable. En conclusión, la mejor solución sigue siendo la vigilancia.
Marine D.
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