¿Por qué tratar la agresividad y la ansiedad en el perro muy pronto?
¿Tu perro emite señales de ansiedad cuando se encuentra en un nuevo entorno? ¿Tiembla de miedo frente a desconocidos? ¿Ladra constantemente? ¿Gruñe sin razón aparente? ¿Está a la defensiva cada vez que se encuentra con otro perro?
Todos estos comportamientos pueden provenir de una acumulación progresiva de sus temores pasados. Este artículo se propone ayudarte a entender, reconocer y gestionar gradualmente el estrés de tu animal.
Entender las causas de la agresividad y la ansiedad de tu perro
Muchas personas confunden la ansiedad y el miedo; sin embargo, hay una pequeña diferencia entre estos dos términos. En el perro, como en la mayoría de los caninos, el miedo es una emoción de corta duración que surge frente a una amenaza real o imaginaria. Estas reacciones son indispensables para la supervivencia ya que ayudan a tomar decisiones seguras, huir de una situación embarazosa o defenderse momentáneamente frente a una agresión externa. No obstante, cuando esta emoción se intensifica y persiste en el tiempo, tiende a convertirse en un sentimiento dañino.
Un perro ansioso anticipa constantemente una amenaza que podría surgir en cualquier momento. Por lo tanto, adopta comportamientos a menudo agresivos para protegerse. Generalmente, una multitud de factores pueden angustiar a tu animal de compañía:
- Una mala socialización;
- Su genética;
- Su ambiente de vida;
- Una separación difícil (muerte de un ser querido, ausencia de un familiar, tristeza...);
- Sus experiencias desagradables, un trauma o un daño psicológico, por ejemplo).
Reconocer los trastornos de comportamiento en un perro
Un perro estresado tiende a desarrollar una serie de trastornos obsesivos molestos, incluyendo fobias, crisis de pánico y agresividad. Reacciona de manera precipitada y emotiva frente a ciertas situaciones que considera como incómodas. Puede tener problemas para calmarse, lo cual a menudo, será la causa de su ansiedad. Este sentimiento lo lleva a desaprender progresivamente lo que sabía antes. Entonces, se encuentra incapaz de aceptar nuevos conocimientos mientras se sumerge poco a poco en la depresión. En la gran mayoría de los casos, el animal acaba enfermando.
Mi perro está ansioso
Cuando un perro está ansioso, puede:
- Lamirse las patas, las partes genitales, los flancos, la nariz por un largo tiempo (a veces hasta sangrar). Si el lamido es compulsivo y no higiénico, conviene actuar de inmediato;
- Volverse apático: duerme todo el día e ignora las invitaciones a jugar;
- Intentar atrapar su propia cola con empeño;
- Destrozar la casa: sobre todo cuando sales y nota tu ausencia. Es su manera de exteriorizar su estrés;
- Hacer idas y venidas en casa: se acuesta, se levanta de inmediato y da vueltas sin parar;
- Automutilarse: arrancarse las uñas o rascarse constantemente la cola, los flancos y las patas. Este comportamiento indica que busca superar su ansiedad a través de una actividad física.
Mi perro es temeroso
Si es temeroso, tenderá a mostrar al menos uno de estos signos no exhaustivos:
- Perder sus pelos;
- Gruñir al acercarse un desconocido;
- Echar sus orejas hacia atrás tomando un aire sorprendido;
- Fijar un objeto sin desviar su mirada;
- Quedarse inmóvil;
- Pestañear lentamente;
- Ser hiper vigilante;
- Orinar o defecar en cualquier sitio;
- Mostrar sus dientes como si buscara devorar una presa;
- Abrir mucho los ojos dejando ver el blanco;
- Morder el aire;
- Bostezar constantemente;
- Llorar o quejarse, todo temblando;
- Inspeccionar sus partes íntimas muy a menudo;
- Poner sus patas entre sus patas;
- Faltarle el aliento;
- Producir diarreas o vomitar.
Mi perro es agresivo
Un perro malicioso, peligroso para su entorno y para sí mismo, presenta estos síntomas:
- Ladrar de forma intempestiva;
- Desarrollar una nerviosidad exacerbada;
- Fugarse regularmente;
- Volver de malos hábitos;
- Mostrar hiperactividad;
- Comer sus excrementos (coprofagia);
- Mostrar su antisociabilidad.
Adoptar soluciones naturales y preventivas contra la ansiedad y la agresividad del perro
Existen numerosos remedios naturales para reducir el estrés y gestionar la agresividad de tu amigo de cuatro patas. Aquí algunos de ellos.
1. Reducir el estrés en el perro
Coloca a tu perro en un ambiente tranquilo, especialmente si odia los ruidos: la audición de los perros está muy desarrollada. Alejándolo de lugares ruidosos, le ayudarás a calmarse.
Háblale con calma y mantén un ambiente reconfortante en casa: los perros son seres llenos de emociones, en constante observación de su entorno.
2. Controlar la agresividad del perro
Cuando el ambiente está cargado de tensiones, gritos, disputas, insultos o nerviosismo, ellos absorben estas malas vibras. La consecuencia lógica es que él también sigue la tendencia. Evita llevarlo a los lugares que no le agradan: solo aumentará sus angustias.
Abstente también de castigarlo cuando está ansioso: podría morderte, guardar un recuerdo incómodo o considerarte su enemigo. Ayuda a tu animal a superar sus miedos transformándolos en positividad: no es necesario dejar que tu perro se hunda bajo el peso de sus miedos, o peor, irritarte contra él. Esta actitud puede tener consecuencias dañinas para ti y para tu perro.
En resumen, puede ser que tu animal haya tenido durante su juventud un choque emocional difícil de olvidar. Más allá de los tratamientos médicos, el estrés y la agresividad en el perro pueden desaparecer naturalmente, y gracias al amor que le brindarás. No dudes en consultar a tu veterinario; este experto en animales sabrá encontrar las soluciones adecuadas para levantar el ánimo de tu fiel compañero.
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