Mi perro tiene miedo de la tormenta, ¿qué hacer?
¡El verano ya está aquí! A nosotros los hermosos días soleados, el calor, pero también las tormentas... Y ante este fenómeno meteorológico estival más o menos violento que puede afectar a todo el territorio, muchos perros están asustados, sin importar su tamaño o edad. Si este es el caso para su fiel compañero, descubra todos nuestros consejos para tranquilizarlo y ayudarlo a superar su miedo durante los episodios tormentosos.
Índice:
¿Por qué a los perros no les gustan las tormentas?
La tormenta es un fenómeno bastante brutal que se acompaña de ruidos fuertes así como destellos violentos de luz sobre los cuales no tenemos ningún control, ¡incluyendo a su animal!
Puede considerar su reacción como miedo si cambia de comportamiento de repente al acercarse/durante una tormenta: da vueltas, gime o ladra, saliva de manera excesiva, tiembla, está más pegajoso de lo habitual...
Generalmente, se considera que un perro tiene miedo de la tormenta porque puede ser simplemente de carácter temeroso, puede estar poco socializado y por lo tanto no acostumbrado a los ruidos desgarrantes, o bien, si ya ha tenido una experiencia traumática similar.
¿Qué actitud adoptar?
Si nota que su perro está angustiado por la tormenta, lo esencial es tranquilizarlo haciendo cosas simples que tendrán el efecto de apaciguarlo y hacerlo sentir seguro.
Antes que nada, permítale el acceso a un lugar de su vivienda que le guste, donde se sienta bien, o a una habitación aislada en la que el ruido de la tormenta sea menor y la luz de los relámpagos menos visible.
Tener la actitud correcta frente a él también es primordial. Es importante no cambiar de comportamiento o sus hábitos y sentirse seguro de sí mismo para no transmitirle su miedo que es un sentimiento comunicativo, si acaso la tormenta también es para usted una fuente de angustia. Su perro debe poder sentirse seguro y refugiarse junto a usted, figura protectora, para minimizar su estado ansioso.
Además, su animal puede tener reacciones incontrolables cuando entra en pánico.
Incluso si este comportamiento le irrita, no debe enojarse ni, peor aún, castigarlo, porque la culpa no viene de él, sino de su miedo del cual no es amo. Durante estos momentos, conviene dejarlo hacer lo que quiere, dentro de lo razonable, por supuesto, y sobre todo, no coaccionarlo a nada en un intento torpe de reducir su angustia.
Por último, si la actitud de su perro es realmente problemática, incluso peligrosa para sus seres queridos o para él mismo, puede recurrir en un primer momento a productos naturalmente calmantes como el Zylkène o las flores de Bach. Si esto no funciona, hable con su veterinario para considerar soluciones medicamentosas.
Marine D.
