Mi perro tiene artrosis: ¿qué hacer?

Muchos perros sufrirán en algún momento de artrosis, una enfermedad de las articulaciones dolorosas muy común. La artrosis es una afección crónica que se manifiesta por el desgaste de los cartílagos articulares, especialmente en los perros mayores.
Normalmente, los extremos de los huesos están recubiertos de cartílago liso, que permite al esqueleto articularse deslizando los huesos entre sí. Desafortunadamente, este cartílago puede debilitarse, hasta a veces desaparecer por completo, causando fricciones dolorosas durante el movimiento.

La artrosis a menudo está asociada con el envejecimiento del perro. El cartílago se va deteriorando poco a poco a lo largo de la vida, y la artrosis terminará por desarrollarse en varias articulaciones simultáneamente. Entonces se habla de artrosis primaria. No obstante, las causas pueden ser externas, y varios factores pueden combinarse.

La artrosis puede ser secundaria a una lesión antigua o a una sobresolicitación de un miembro. Por ejemplo, una rotura de los ligamentos cruzados hace que la rodilla sea más inestable y puede provocar artrosis, incluso en perros jóvenes.

De igual manera, la displasia de cadera es un factor muy común. Esta malformación hereditaria tiende a ser eliminada progresivamente por la selección, pero aún causa muchos problemas articulares, especialmente en perros de raza grande. 

Más frecuente en perros de pequeña talla, la luxación de la rótula es una causa común de artrosis de las rodillas.

En general, todas las malformaciones o lesiones antiguas que modifican la postura del animal pueden a la larga causar rozamientos imperceptibles que conducirán a la artrosis.

Un desequilibrio postural, o un perro que compensa a raíz de una lesión sobresolicitando otras partes del cuerpo, conllevará muy probablemente a problemas articulares.

De la misma manera, los movimientos repetidos y los microtraumatismos del día a día pueden conducir a estas patologías, como la práctica deportiva intensiva y los saltos en período de crecimiento. El sobrepeso también causa una sobresolicitación de las articulaciones. Algunas razas de perros están además más expuestas a problemas articulares, como el labrador, el golden retriever y el rottweiler.

La artrosis es una enfermedad crónica y dolorosa en el día a día, pero algunas medidas pueden ser útiles para permitir que su perro viva mejor con esta patología.

En primer lugar, conviene mantener una buena higiene de vida, con la continuación de una actividad deportiva para mantener la movilidad. Esta debe ser adaptada y detenida al menor signo de dolor, como una cojera. Esta enfermedad invalidante puede crear un círculo vicioso, donde la falta de movilidad y el dolor hacen que el perro se vuelva apático y más sedentario, obstaculizando aún más su movilidad.

También será importante limitar al máximo el aumento de peso, para evitar imponer aún más restricciones a las articulaciones. Una alimentación a base de piensos para perro arthrose diseñada especialmente para aliviar los dolores articulares puede ser una valiosa ayuda, con tal vez la adición de condroprotectores. Encontrará en el comercio muchos suplementos alimenticios dedicados especialmente al mantenimiento de una buena salud articular.

Su veterinario también puede ayudarle a manejar el problema, gracias a tratamientos antiinflamatorios e inyecciones en caso de crisis dolorosa.

Considere también la fitoterapia, especialmente a través de bálsamos calmantes y collares que liberan sus sustancias gradualmente. Algunos centros especializados ofrecen tratamientos de hidroterapia canina, donde los perros realizan movimientos acuáticos para movilizar las articulaciones suavemente sin ningún impacto. Estos tratamientos pueden combinarse juiciosamente con sesiones de osteopatía. 

La artrosis, aunque es crónica, no es dolorosa en reposo. El dolor aparece con el esfuerzo, y aún más en frío. Sin embargo, su animal encontrará cierto alivio cuando no solicite ninguna articulación. Puede ayudar a su perro a disfrutar aún más de estos momentos de descanso ofreciéndole un lecho muy cómodo. Aún mejor, puede optar por un lecho ortopédico, adaptado especialmente a su patología, como un colchón de memoria.

Los colchones de memoria contienen un material especial: la espuma viscoelástica. Bajo el efecto del calor del cuerpo, esta espuma termo-reactiva se deforma para adaptarse a los contornos exactos del cuerpo. Muy resistente, puede remodelarse infinitamente, con cada cambio de posición de su perro. Le proporciona mucho más confort que una alfombra o un colchón convencional, y le permite liberar las tensiones.

Recomendados por los veterinarios, los colchones de memoria son la mejor solución de descanso para perros que sufren de dolores articulares crónicos. Se trata de un dispositivo ergonómico adaptado a animales enfermos. El perro ya no necesita buscar una posición cómoda para aliviar sus dolores, al contrario, es el colchón el que se adapta a su anatomía.