Mi Gato tiene la Gripe: ¿Qué Hacer?

La gripe felina, que también se llama Coryza, es un virus que ataca a los gatos. No es transmisible de humanos a animales ni de animales a humanos. Bastante común en los felinos, esta enfermedad afecta principalmente a los gatos que carecen de protecciones virales y no están vacunados. Hay dos tipos de Coryza: el Coryza Agudo y el Coryza Crónico. El Coryza Agudo es el virus común, mientras que el Coryza crónico es el resultado de un mal cuidado del Coryza Agudo. Un Coryza Crónico se considera como presente de por vida.
Provocando daños en los ojos, la boca y las vías respiratorias, el Coryza hoy en día se trata bastante bien. Es importante aclarar que el Coryza no tiene nada que ver con el resfriado del gato.

Esta enfermedad, que puede ser mortal para los gatos no vacunados, se debe a un cóctel de tres bacterias: el Calcivirus, el FHV (Herpes Virus Felino) y el Reovirus.
El Calcivirus es un virus resistente responsable del flujo nasal en el gato. Este flujo puede convertirse en úlceras bucales o en gingivitis. Un gato contaminado por este virus es portador por al menos dos años y, en algunos casos, portador de por vida.
El FHV es un virus menos resistente que los gatos se transmiten por contactos cercanos. Este virus es responsable de los flujos oculares en el gato. Incluso tratados, los gatos son portadores de por vida, y el virus puede reactivarse en situaciones de estrés del animal.
El Reovirus es el menos peligroso de los tres, aunque todavía causa una infección en los ojos y en el sistema respiratorio.

Los síntomas se presentan en el animal generalmente de 7 a 10 días con una posibilidad de recaída crónica. El sistema inmunitario del gato se debilita lo que causa estornudos repetitivos, flujos nasales, fiebre, pérdida de apetito, mal aliento y a veces gingivitis. Para los gatos particularmente afectados por la enfermedad, puede que se desencadenen infecciones pulmonares, resultando en una respiración difícil.
Cuando un Coryza particularmente agresivo se desencadena y no se le da el cuidado adecuado, el animal puede morir. En tal caso, es primordial acudir lo más rápido posible al veterinario. Un animal portador podrá contaminar a otros gatos. Sin embargo, es imposible que un humano sea contaminado por un gato enfermo al igual que un humano con gripe no puede contagiar a un gato.

Existen varias soluciones para evitar que su gato contraiga esta gripe felina.

En cuanto a los remedios, es importante mantener a su gato en un ambiente cálido y evitar que salga al exterior. Generalmente, la enfermedad se trata con antibióticos, broncodilatadores o antiinflamatorios. A veces, un tratamiento homeopático resulta efectivo. En los casos en que su gato esté gravemente afectado a nivel de los ojos, también puede ser salvador un colirio.

Una consulta veterinaria permite la vacunación del animal. Si su animal nunca ha sido vacunado, será la oportunidad para él de recibir el tratamiento. En cambio, si ya ha sido vacunado, es necesario asegurarse de hacer los refuerzos necesarios para que la protección siga siendo efectiva.

La mejor manera de evitar que su gato se enferme es, sobre todo, proporcionar un entorno saludable. Asegúrese de ofrecerle una fuente de agua fresca para que se hidrate regularmente y cambie el agua para evitar la proliferación de bacterias y virus. Del mismo modo, considere una cama limpia y lavada regularmente, especialmente si tiene varios gatos. Una comida adecuada también ayuda a fortalecer su sistema inmunitario, haciéndolo más resistente a las agresiones externas.

Revise a su gato regularmente y estén atentos a los signos que no engañan: estornudos repetitivos, ojos congestionados, mal aliento y fiebre. Para estar tranquilos, lo ideal es vacunar a su gato y realizar los refuerzos. Si tienen una duda sobre el estado de salud de su gato, no tomen riesgos con esta enfermedad altamente transmisible. Aíslen a su gato al máximo impidiéndole ir a lugares donde otros gatos podrían vivir. En caso de duda, el reflejo siempre debe ser consultar a un veterinario que podrá hacer un examen exhaustivo y observar los posibles síntomas para determinar si su gato está sano o no. Si poseen un gatito joven, sepan que la vacunación por parte de un veterinario solo puede llevarse a cabo a partir de las ocho semanas.

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