¿Cuáles son las enfermedades transmitidas por las garrapatas?

• Las diferentes garrapatas
• Las enfermedades transmitidas por las garrapatas
• La lucha contra las garrapatas 

Las diferentes garrapatas

Dos especies de garrapatas atacan frecuentemente al perro en los países europeos. Se trata de Dermacentor reticulatus que se encuentra en toda Francia, principalmente en primavera y otoño, y de Rhipicephalus sanguineus, especialmente activa en primavera en el sur y las regiones mediterráneas. Estas dos garrapatas nunca se observan en el hombre. A ello se añade una tercera garrapata, Ixodes Ricinus, común al hombre y al perro, que se encuentra especialmente en bosques y zonas boscosas ricas en ciervos.

Las garrapatas se fijan en la piel del perro gracias a su rostro que actúa como un arpón. Posteriormente, secretan una saliva que va a "digerir" las células y los pequeños vasos sanguíneos para formar una papilla de sangre que ellas aspiran para alimentarse. Los sitios de fijación no son elegidos al azar: las garrapatas privilegian las zonas de piel fina como el perineo, el contorno del ano, el interior de los muslos, la base de las patas o las orejas.

Al fijarse en el perro, las garrapatas causan una pequeña herida en la piel. Esta pequeña herida puede infectarse o causar un poco de picazón. Posteriormente, si la garrapata se arranca bruscamente, una parte del rostro puede quedar en la piel, lo que a veces da lugar a un pequeño nódulo firme, indoloro y benigno. Además, algunos perros sensibles pueden desarrollar una reacción alérgica al contacto con la saliva de las garrapatas.

Además de estos pequeños inconvenientes, las garrapatas pueden transmitir enfermedades más graves, potencialmente mortales.

Las enfermedades transmitidas por las garrapatas

1)      La babesiosis (o piroplasmosis)

La babesiosis, también conocida como piroplasmosis, es causada por la multiplicación en los glóbulos rojos de parásitos Babesia canis y, en menor medida, Babesia vogeli. Este parásito es inoculado por las garrapatas R. sanguineus y D. reticulatus durante su alimentación de sangre. Por lo tanto, la babesiosis no es contagiosa de un perro a otro. Los perros jóvenes son los más sensibles.

Esta enfermedad se encuentra sobre todo en el suroeste, más a menudo en primavera y otoño, que son los periodos de actividad principal de las garrapatas.

Al multiplicarse dentro de los glóbulos rojos, las babesias los hacen estallar. En el perro, esto se manifiesta por una anemia (mucosas pálidas) o un ictericia (mucosas amarillas). A eso se puede añadir una insuficiencia hepática y/o renal. Estos síntomas aparecen después de aproximadamente una semana de incubación y su gravedad es variable. Durante un episodio agudo de babesiosis, los perros pueden estar muy decaídos con una alta fiebre y orina oscura, marrón. También existen formas crónicas durante las cuales se alternan recaídas y mejoras.

Si las curaciones espontáneas son posibles, el pronóstico es mucho mejor en caso de tratamiento precoz. Este implica el uso de moléculas que actúan específicamente sobre las babesias, así como un tratamiento sintomático si el veterinario lo considera necesario (infusión, transfusión). La mejoría debe ser significativa y rápida.

En prevención, existe una vacuna que confiere una protección parcial. Permite reducir la gravedad de los síntomas en caso de infección. Esta vacuna no se realiza de manera sistemática. Su interés depende de su perro, de su nivel de exposición a las garrapatas y debe ser discutido con su veterinario. 

2)      La ehrlichiosis (o rickettsiosis)

La ehrlichiosis es otra enfermedad parasitaria, transmitida por R.sanguineus. En Francia, está especialmente presente en la región mediterránea. El responsable es un parásito llamado Ehrlichia canis, que se desarrolla en las células sanguíneas. Una vez más, la enfermedad puede presentarse bajo una forma aguda o crónica.

Después de unos diez días de incubación, la fase aguda se manifiesta por signos muy generales como fiebre y un abatimiento importante. Cuando la enfermedad es crónica se observan principalmente signos relacionados con los cambios sanguíneos como anemia o sangrados nasales. Sin tratamiento, los signos pueden desaparecer espontáneamente, pero el perro permanece portador del parásito y las recaídas son frecuentes. Esta enfermedad es mortal en uno de cada tres casos.

3)      La borreliosis (o enfermedad de Lyme)

  La borreliosis, más conocida como "enfermedad de Lyme", afecta tanto a perros como a humanos. Es causada por Borrelia Burgdorferi, una bacteria transmitida por la garrapata Ixodes Ricinus. La mayoría de las veces, el perro infectado no presenta ningún síntoma. Cuando la enfermedad se manifiesta, se observa, como en los humanos, artritis: el perro cojea de manera intermitente. La fase de incubación es larga, los signos solo aparecen de 2 a 5 meses después de la mordedura de la garrapata. El dolor puede ser severo, posiblemente acompañado de fiebre o de complicaciones cardíacas o renales graves, incluso trastornos neurológicos. El tratamiento se basa en la administración de antibióticos. Es largo y difícil, y parece que la erradicación completa del parásito es casi imposible.

Como en el caso de la babesiosis, hay una vacuna disponible. Está dirigida principalmente a perros muy expuestos, como los perros de caza, a partir de los 3 meses de edad. Para los demás su interés es discutible, dado que esta enfermedad sigue siendo bastante rara. La protección nunca es total y la vacunación no exime de aplicar medidas preventivas de lucha contra las garrapatas.

4)      La Hepatozoonosis

A diferencia de las enfermedades anteriores, esta enfermedad se transmite por la ingesta de garrapatas contaminadas, por ejemplo, si el perro está molesto con la garrapata y la muerde. El parásito, Hepatozoon canis se desarrolla en los glóbulos blancos, principalmente en verano, en perros que pasan mucho tiempo al aire libre. La gravedad de la Hepatozoonosis radica en que induce inmunodepresión y, por lo tanto, promueve el desarrollo de otras enfermedades. En muchos casos no se observan síntomas. Si la enfermedad se manifiesta, el perro presenta fiebre, abatimiento y dolores generalizados que resultan en dificultad para moverse y cojeras.

El pronóstico es sombrío, ya que actualmente no existe ningún tratamiento realmente eficaz.

La lucha contra las garrapatas

Aunque para algunas enfermedades existen tratamientos e incluso vacunas disponibles, la lucha contra las garrapatas mismas debe seguir siendo la primera medida de protección para su perro.

Justo después de cada paseo, sobre todo durante las épocas más peligrosas, inspecciona cuidadosamente a tu perro, prestando especial atención a las zonas donde la piel es fina (pabellones de las orejas, interior de los muslos). Si observas una garrapata, retírala rápidamente antes de que tu perro tenga tiempo de arrancársela por sí mismo. Se debe evitar el uso de pinzas de depilar porque hay riesgo de dejar una parte del rostro de la garrapata en la piel del perro. Antiguamente muy utilizado para "adormecer" a las garrapatas antes de retirarlas, el éter ya no se vende libremente en las farmacias francesas debido a su alta toxicidad. Lo ideal es adquirir ganchos "saca-garrapatas", que puedes encontrar fácilmente en todas las farmacias. Son económicos y reutilizables, y a menudo se venden en pares, de diferentes tamaños dependiendo del tamaño de la garrapata a eliminar. Entonces, basta con agarrar la garrapata suavemente con el gancho y hacer un cuarto de vuelta para retirarla sin ninguna dificultad.

Porque siempre es mejor prevenir que curar, es preferible tratar a tu perro de manera preventiva con antiparasitarios. Consulta a tu veterinario. Existen en diferentes formas (pipetas, spray, collares...), que ofrecen duraciones de protección variables. Atención, a menudo olvidamos que no todos los collares antiparasitarios son resistentes al agua...

Pauline Denoeux

*Moraillon R. et al, Diccionario práctico de terapéutica canina, gato y NAC, 7ª edición, Elsevier Masson 2010, 909 p.