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Convivencia de perros y gatos: ¡5 consejos para una buena relación!

La expresión "llevarse como perro y gato" lo dice todo sobre las tensas relaciones entre las dos especies. Sin embargo, muchos hogares desean adoptarlos juntos. ¿Estás en esta situación y te preguntas cómo conseguir una convivencia entre un perro y un gato? Descubre sin esperar nuestros 5 consejos para llevarse bien.

Convivencia Perro y Gato: 5 Consejos para llevarse bien

1. Convivencia perro y gato: Evaluar la sociabilidad de tus animales

Lograr que varios animales de compañía convivan en casa requiere tiempo y paciencia. Cada uno tendrá su carácter, sus límites y su capacidad de adaptación.

Lo ideal es adoptar animales jóvenes al mismo tiempo, después del destete a los 3 o 4 meses. Siendo pequeños, se adaptan más fácil y rápidamente el uno al otro, a ti, al funcionamiento de tu hogar y al compartir el territorio.

Observa bien el lenguaje corporal de los animales que deseas hacer convivir. El perro y el gato no se comunican de la misma forma, por eso a veces tienen problemas para hacerse amigos. Por ejemplo, un perro feliz y listo para jugar tiende a aplastar sus patas en el suelo, mover la cola y ladrar. Todo lo contrario a un gato que usará las mismas señales para expresar su molestia.

Una convivencia entre un perro y un gato es mucho más fácil de establecer cuando ambos animales están bien socializados. De hecho, cuanto antes se acostumbre el animal a convivir con otras especies, más sencillo será vivir con uno cuando sea adulto. Un cachorro bien socializado:

  • se siente cómodo en presencia de seres humanos,
  • sabe controlarse y no gruñe cuando está frente a otros animales,
  • es capaz de ignorar un animal o de invitarlo a jugar.

Un gato bien socializado está cómodo con sus patas, es tranquilo y seguro de sí mismo. Busca el contacto de forma natural y acepta la presencia de otros animales.

¡Recuerda! Los animales esterilizados se llevan mejor entre sí, ya sean perros, gatos, roedores, conejos, especialmente entre razas del mismo sexo. Si adoptas un animal de un refugio o de un criadero, estará acostumbrado a convivir con humanos y otros animales, lo que facilitará su integración en tu hogar.

2. Manejar los primeros encuentros entre tu perro y tu gato

Estate alerta y supervisa el comportamiento de ambos! Su reacción puede ser sorprendentemente agresiva, curiosa, interrogativa o emocionada... es impredecible :).

La llegada de un nuevo compañero, más joven, más dinámico, más inquieto y físicamente más fuerte, puede causar un gran estrés en el otro animal, que podría ser más frágil.

Por lo tanto, se sugiere atención al lenguaje de cada uno en los primeros encuentros. Por ejemplo, se puede utilizar la comunicación animal para descifrar sus sentimientos. Pero no siempre es fácil saber qué está pasando por la cabeza de nuestros animales. Esto es aún más cierto para los gatos, a menudo menos expresivos que los perros. 

Aprender a interpretar su lenguaje corporal te da otra ventaja. La posibilidad de comunicarte con ellos. El simple hecho de bostezar o entrecerrar los ojos frente a un perro o gato puede ayudar a calmar la situación. Estos gestos son lo que se conoce como señales de calma. 

No dudes en solicitar consejo de un veterinario, un comunicador animal o un educador. Así obtendrás los mejores trucos para que la convivencia entre tu perro y tu gato sea exitosa.

¡Atención! Nunca dejes solos y sin vigilancia a tus mascotas hasta que no estén acostumbrados a vivir felices juntos. También es necesario proteger a los animales más vulnerables, enfermos o en convalecencia, como un gatito, un cachorro, un perro viejo o un gato senior.

3. Organizar el hábitat de cada animal en la casa y el jardín

Una buena organización toma en cuenta las necesidades de cada uno. Proporciona más lugares de descanso y placer que de animales presentes en tu hogar. Por ejemplo, un gato molesto por la llegada de un joven cachorro debe poder dar largos paseos al aire libre para relajarse.

Para estar tranquilo y no ser molestado por otro animal, un gato suele elegir descansar en las alturas. Invertir en un grande árbol para gatos o en pequeñas plataformas para montar en la pared puede ayudarlo a sentirse seguro. También preferirá beber y comer en el mostrador de la cocina. En cuanto al arenero, te aconsejamos ubicarlo en un lugar tranquilo y aislado.

Un perro, por su parte, necesitará de un cesto propio para poder descansar y también de juguetes para gastar su energía y entretenerse.

A tener en cuenta: la convivencia entre un perro y un gato no es natural, ya que sus modos de vida son muy diferentes. El perro es un cánido que vive naturalmente en manada mientras que el gato es un cazador solitario. Este último generalmente es más independiente y se activa en parte durante la noche cuando todos duermen.

El perro, en cambio, busca más interacciones sociales y suele adaptarse al ritmo de sus dueños. Para terminar, los perros han poblado nuestros hogares desde hace 100,000 años mientras que los gatos están presentes desde hace 9,500 años.

4. Educar a sus mascotas con las mismas reglas

Las órdenes básicas son parte de la educación de tus animales. Deben saber reaccionar a su nombre y obedecer a ciertos comandos como “no”, “siéntate”, “túmbate”, “stop”, “aquí” para el llamado.

La única nuance radica en el refuerzo positivo y las golosinas. No entregues golosinas al animal que no obedece o que ha hecho una travesura. Aprende a recompensar al que se ha comportado bien. Éste servirá de ejemplo e incluso podrá influir en su hermano o hermana del corazón.

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¡Aplica las mismas reglas para todos! Prohibido subir al sofá, no poner las patas sobre la mesa, cada uno su caseta, su cesto o su jaula.

Una buena educación es la base de una buena convivencia. El perro debe entender que el gato no es una presa y por lo tanto no debe ser perseguido. Enséñales los siguientes comandos para evitar cualquier exceso: “lo dejas” o “quieto”. También puedes pedirle que se siente en presencia de un gato y mantenerlo con correa hasta que aprenda a controlarse. Si logra mantenerse tranquilo, prémialo con golosinas, elogios o caricias.

Contrario a lo que muchos piensan, un gato también puede ser educado. El objetivo es que asocie al perro con una experiencia positiva. Puedes ayudarle ofreciéndole golosinas y acariciándolo cuando entre en la misma habitación que el perro.

Bueno saber: no castigues a tus animales si están agitados, ladran o intentan huir. Corres el riesgo contrario de alentar su reacción. Apuesta más bien por el refuerzo positivo y la paciencia.

5. Gestionar los celos entre los dos animales

Los científicos afirman que los celos entre animales no existen. ¡Ja, ja, ja! Es difícil creerlo cuando conocemos a nuestros pillos de cuatro patas. Sobre todo, no descuides a tu viejo amigo por el recién llegado. El favoritismo hace entender a tus animales que están en competencia por ganar tu atención. ¿El resultado? La mala convivencia se instala, poniendo en peligro la convivencia perro-gato.

Para evitar esta situación, se justo al brindar a cada uno tiempos de juego, de cariño o de cuidados. Aquí hay algunas reglas a seguir para prevenir cualquier rivalidad:

  • No cambies tus hábitos: sigue alimentando a tus animales a la misma hora y en el mismo lugar. Pasea a tu perro en los horarios habituales cuidando de no acortar los paseos. Si tienes la costumbre de jugar unos veinte minutos con tu gato una vez que vuelves del trabajo, continúa haciéndolo.
  • Respeta el territorio de cada uno: evita lo más posible mover los lugares de descanso y los juguetes de tu antiguo amigo para hacer espacio al nuevo.
  • Hazlos comer por separado: los comederos demasiado cercanos pueden generar estrés y agresividad. Tus animales deben poder comer sin temor a ser molestados.
  • Ofrece lo mismo a uno y a otro: tus animales no deben sentir diferencia de trato, incluso cuando les entregas juguetes.


En resumen, la convivencia perro/gato es totalmente posible. Reunir a dos animales tan diferentes bajo el mismo techo requiere tiempo y paciencia. Algunos se acostumbran en unos días mientras que otros necesitan meses o años. Todo dependerá del carácter y de la historia de cada uno, así como de lo que tú pongas en marcha para fomentar buenas relaciones. ¿Quién sabe, quizás se conviertan en los mejores amigos del mundo? Y si a pesar de todos tus esfuerzos la situación no mejora, ¡no te desanimes! Mejor busca la ayuda de un educador comportamentalista.

Preguntas frecuentes sobre la Convivencia Perro/Gato

¿Cómo acostumbrar a un gato y un perro a vivir juntos?

La regla de oro es hacerlo con calma. Organiza encuentros regulares aumentando poco a poco el tiempo juntos. Siempre debes estar presente para observar las interacciones. Cuando todo vaya bien, recompensa el comportamiento de cada uno con golosinas, caricias y elogios. Si, por el contrario, las tensiones aumentan, sepáralos. Repite el ejercicio hasta que puedas dejarlos sin supervisión.

Cada animal debe tener su propio territorio para comer, jugar y descansar. El gato debe poder aislarse, ya sea con estantes en lo alto, árboles para gatos o gateras que lleven a otras habitaciones.

Por último, evita los celos brindando la misma atención a tu perro y a tu gato.

¿Qué raza de perro es compatible con los gatos?

Todas las razas pueden llegar a aceptar la presencia de gatos. Sin embargo, un perro de naturaleza calmada y bien educado tendrá más posibilidades de comportarse bien frente a un gato. La convivencia será aún más fácil si ha tenido experiencias positivas en presencia de gatos.

Algunas razas, sin embargo, tienen fama de no llevarse bien con nuestros felinos. Los perros de caza como los jack russell, el setter inglés o el spaniel bretón suelen tener instintos de depredador muy fuertes. 

Otras razas son conocidas por llevarse bien con los gatos. Aquí hay algunas: El bichón maltés, El pug, El caniche, El bulldog, El golden retriever, El labrador.

¿Cómo calmar a un perro frente a un gato?

La primera cosa es mantener tu propia calma. Los perros perciben nuestro estrés y se inquietan en consecuencia. Si tu perro está demasiado excitado, ofrécele un juguete durante un breve momento. De esta forma, lo ayudarás a externalizar su exceso de emociones mientras rediriges su atención hacia ti.

Usa los comandos “quieto”, “sentado”, “no tocar" o “lo dejas” para mantener el control de la situación. Felicita a tu perro cuando se mantenga tranquilo. Finalmente, ten en cuenta que un perro bien ejercitado tendrá muchas más probabilidades de mantenerse calmado durante los encuentros.

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