Cómo recibir a un segundo gato en casa

• Hacer lugar para el recién llegado
• No forzar el encuentro
• Establecer la convivencia
• Qué hacer en caso de pelea?
• ¿Y si nunca se llevan bien?

A la llegada del nuevo gato, resérvele un espacio cerrado, en el cual tenga a su disposición una caja de arena y un comedero (La caja de arena y el comedero no deben estar colocados cerca el uno del otro, porque el gato no le gusta comer junto al lugar donde hace sus necesidades). Debe ser un espacio tranquilo, un refugio, que su otro gato visite poco y al cual no tenga acceso. Debe estar confinado allí por algunos días a unas pocas semanas. Esto le permite acostumbrarse tranquilamente a su nuevo hogar. Si es un gatito, puede aprovechar para asegurarse de que utiliza bien su caja de arena. Aproveche también este período para tratar al recién llegado contra los parásitos internos y externos, para que no contamine a su primer gato. Además, si se trata de un gatito, es preferible esperar una semana después de la primera vacunación antes de ponerlo en contacto con otros congéneres. Hay que tener en cuenta que la introducción de un nuevo gato representa un riesgo de transmisión de parásitos, gérmenes y virus entre los dos gatos. Es importante que cada uno esté al día con sus vacunaciones. No dude en pedir consejo a su veterinario.

 Después de este período de adaptación, deje que su nuevo gato salga de su espacio para descubrir el resto de la casa, que constituye el territorio común que los dos gatos deberán, en el futuro, compartir.

No forzar el encuentro

A menudo estamos tentados de poner en contacto forzado a los dos gatos. Es la mejor manera de convertir el primer encuentro en un evento difícil y estresante para todos. Es preferible dejarles acostumbrarse gradualmente uno al otro. Una solución puede ser poner a su primer gato en contacto con objetos que lleven las marcas olfativas del recién llegado, incluso antes de que se encuentren. Por ejemplo, mientras el nuevo gato sigue confinado, deje su cesto a disposición del otro, o intercambie sus collares.

El primer encuentro rara vez va bien. Lo ideal es que tenga lugar en una habitación con muchas salidas, para que cada gato tenga la posibilidad, en cualquier momento, de huir. Luego, una idea astuta es equipar a su nuevo gato con un collar con cascabel. Así, el segundo estará al tanto de su llegada, lo que evita los encuentros sorpresa. Dependiendo de su humor, podrá elegir si quiere o no acercarse al recién llegado. Hay que dejar que ellos lo hagan, y no intervenir tratando de proteger a uno o regañar al otro. Los dos gatos establecerán progresivamente una comunicación, una relación, según los códigos de su especie y su temperamento respectivo.

Tener la opción de encontrarse o no permite a los dos gatos estar en condiciones favorables para aceptarse mutuamente.

Establecer la convivencia

Es importante dejar varios comederos a disposición, que estén todos regularmente abastecidos. Al principio es preferible no hacer comer a los dos gatos uno al lado del otro. Lo ideal es que cada uno pueda ir a comer sin tener que cruzarse con el otro. Pueden comer en la misma habitación, pero no hay que intentar acercar demasiado los comederos. Esto ocurrirá progresivamente. Es evidente que cada gato visitará varios comederos, lo que puede ser un problema en el caso de que uno de ellos siga una dieta particular. Esta situación no es fácil de manejar. Por ejemplo, los piensos para gatitos son muy energéticos, y si un gato adulto tiene acceso a ellos puede acabar con un aumento de peso significativo. Entonces es necesario alimentar a los gatos en habitaciones separadas y evitar dejar la comida a voluntad, lo que complica las cosas.

Además, siempre hay que tener al menos una caja de arena por gato, y aun una adicional. Organice también nuevos escondites, nuevos lugares para dormir y puntos de observación, para que el nuevo gato encuentre su lugar. Así multiplica los recursos y disminuye el riesgo de enfrentamientos.

Es importante no abandonar las costumbres que tenía con su primer gato. Siga pasando tiempo con él como antes. Es importante mantener las costumbres, que son calmantes para el gato. Si deja de pasar tiempo con él, o si no se comporta como de costumbre, será un estrés adicional para él.

Ahora que todas las condiciones están reunidas para que la convivencia transcurra bien, hay que armarse de paciencia.

Qué hacer en caso de pelea?

En la mayoría de los casos, los gatos pasan por una fase en la que uno de los dos bufa, gruñe, arquea la espalda e intenta impresionar al otro. Sin embargo, generalmente se quedan en las amenazas y raramente llegan a pelearse y morderse de verdad. Si esto ocurriera, no trate de interponerse en absoluto. Correría un gran riesgo de resultar herido. Las peleas entre gatos son ciertamente impresionantes, pero la mayoría de las veces son breves y sin consecuencias graves. Limítese a permitir que cada gato huya, dejando las puertas abiertas. Lo ideal es no intervenir y dejar que ellos mismos se manejen. Si realmente teme que puedan lastimarse, intervenga a distancia, por ejemplo, rociándolos con un spray de agua o golpeando sus manos. De la misma manera, no intente consolar a sus gatos después de una pelea, por ejemplo acariciándolos. Mientras no estén completamente calmados, corre el riesgo de ser mordido o arañado.

Para aliviar la atmósfera, puede recurrir a las feromonas, sustancias calmantes que se encuentran fácilmente en el comercio. Algunos productos se pulverizan en el entorno del gato, mientras que otros se aplican directamente sobre cada gato para favorecer su entendimiento. Para algunos gatos, la eficacia es notable, pero no está garantizada al 100%.

¿Y si nunca se llevan bien?

De hecho, es una situación que hay que considerar. El buen entendimiento entre dos gatos puede a veces ser muy largo en establecerse. A la larga, cuando las cosas van bien, los gatos pueden desarrollar una verdadera amistad o simplemente tolerancia. Se mueven por la casa de manera relajada, se frotan contra los mismos objetos para depositar sus marcas olfativas, y los conflictos son raros o incluso inexistentes. Algunos juegan juntos y se asean mutuamente. Pero en cambio, ocurre que algunos gatos nunca se llevan bien. En este caso, lamentablemente, no hay nada que podamos hacer. Si se convierte en una verdadera fuente de ansiedad para uno de los gatos, puede ser preferible considerar darlo en adopción a alguien que pueda ofrecerle un entorno más relajante.

No hay manera de saber de antemano si dos gatos se llevarán bien. No existe ninguna regla al respecto. Sepa que los lazos de sangre no garantizan una buena relación: una vez adultos, dos gatos se consideran congéneres como cualquier otro, sean hermanos y hermanas o madre e hijo. La única ventaja es que los gatos de la misma "familia" generalmente son adoptados juntos al mismo tiempo. Por lo tanto, invaden simultáneamente el mismo territorio y no perciben la presencia del otro como una invasión. Por otro lado, no porque su gato ya ha acogido favorablemente a un congénere en su vida, todas las reuniones futuras irán bien.

Al principio los gatitos muy jóvenes generalmente son recibidos sin demasiada agresividad y provocan sobre todo indiferencia. Además, se adaptan más fácilmente que un gato adulto. Por lo tanto, son más fáciles de introducir en una casa donde ya vive otro gato. Por el contrario, intentar que convivan dos machos enteros puede ser un verdadero desafío. Finalmente, si sus dos gatos son de sexos opuestos, piense en considerar la esterilización bastante rápido si no desea que se reproduzcan.

Pauline Denoeux